Entre 1800 y 1840 muchos lloretenses embarcaron rumbo a América, la mayoría hijos de las familias más pobres de la ciudad, con el deseo de hacer fortuna en el nuevo mundo. La Habana y Matanzas fueron los destinos más elegidos, ciudades cubanas donde desarrollaron los trabajos más diversos.
Desde aquellas tierras, pero, mantuvieron siempre el contacto con su ciudad natal, una de las localidades catalanas que más influencia recibió de la carrera de las Indias. Filántropos y benefactores, los indios contribuyeron a la transformación urbanística de Lloret. Con sus grandes mansiones construyeron un paseo marítimo de gran belleza y calidad arquitectónica, financiaron varias obras de beneficencia como el hospital y las escuelas, y participaron activamente en la reconstrucción modernista de la iglesia parroquial.
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Mapa del sitio
Descripción de la ruta
Comenzamos la caminata en Sa Caleta, Pequeña cala ubicada junto a la playa de Lloret y al inicio del camino de ronda que va de Lloret de Mar a Tossa de Mar.
En esta pequeña cala, Lloret quiso recordar los emigrantes que volvieron sin ver cumplido su sueño, con una placa que erige sobre las rocas con la siguiente inscripción: "Lloret de Mar recuerda agradecida el esfuerzo y la buena voluntad de aquellos hijos que emigraron a América para hacer fortuna y no tuvieron suerte. 1778-1978.”
En la planta baja, la casa aún conserva parte de la decoración y mobiliario original. El resto acoge, en la actualidad, el Museo del Mar, en el que un paseo por las diferentes salas nos llevará a conocer la época en la que Lloret de Mar acogía la construcción de barcas hasta los viajes a América con capitanes y marineros que comerciaban con café, tabaco o algodón.
Nada más salir del museo nos introducimos de lleno en el Paseo Mossèn Jacint Vergader, de aires auténticamente coloniales con la arena roja del suelo y las palmeras que lo rodean. Fue promovido por los indianos que edificaron sus casas en unos terrenos parcelados ganados al mar, cuya venta permitió al ayuntamiento recaudar fondos para financiar la nueva Casa de la Villa, de estilo neoclásico que vemos presidiendo el Paseo.
Encima del reloj vemos uno de los pocos escudos que se han conservado del rey Amadeo de Saboya y, el campanario de hierro forjado, que complementa un reloj instalado para la casa de Isidre Bofill de Barcelona.
Fueron varias familias indianas quienes financiaron la reforma modernista del templo del Sant Romà (1914), obra de Bonaventura Conill Montobbio con esculturas de Llimona Clarassó. Mas tarde, el indiano Narcís Gelats costeaba desde La Habana la vistosa Capilla del Santísimo Sacramento en memoria de su esposa.
La casa disponía de sótano, bajo, primero y segundo piso, buhardilla y patio. La cuidada decoración de sus techos y paredes junto con la ambientación y el mobiliario original de la época, la convierten en un referentedel pasado indiano de la villa.
Concluimos nuestra ruta indiana por Lloret de Mar en el que fuera monasterio de Sant Pere del Bosc reconvertido en la actualidad en un hotel restaurante. Fue adquirido por Nicolau Font Maig desde Cuba a través de su apoderado, aprovechando las desamortizaciones del XIX. Su idea de convertir el antiguo monasterio en un hospital de pobres fue llevada a cabo por sus herederos, después de su muerte.
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