A orillas del río Mon o de La Marea, en la parroquia de Ques, encontramos esta gran roca plana e inclinada que da cobijo a la Virgen de la Cueva y a las capillas que se fueron construyendo con el tiempo.
El primer dato histórico que se tiene del santuario data del siglo XVI, aunque algunas leyendas sitúan su origen a comienzos de la Reconquista, entre los siglos X y XI.
La leyenda
Cuenta la leyenda que el señor de Lodeña tuvo un sueño en el que se le aparece la Virgen María pidiéndole que le rindiera culto en un determinado punto. Dispuesto a cumplir la petición, se dirige hasta el lugar encontrando allí a un viejo amigo, un caballero portugués que había luchado contra los musulmanes. Este le cuenta que a su vuelta tras la batalla pierde a su gran amor por lo que inicia un viaje en solitario promoviendo la búsqueda de la eternidad a través de la meditación y la penitencia.
En su vagar el caballero encuentra una talla de la Virgen María en un hueco de la cueva y decide quedarse en el lugar. Poco después de este encuentro fallece el portugués y el señor de Lodeña decide promover el culto a la Virgen.
Datos interesantes
🟡 A finales del siglo XVIII el recinto estaba formado por dos grupos de capillas: la de Nuestra Señora del Carmen y la del Cristo, en el lateral izquierdo; en la parte derecha, la pequeña capilla de la Virgen de la Cueva y la capilla de San José.
🟡 En 1858 la reina Isabel II y el Príncipe de Asturias visitan el Santuario acompañados de San Antonio María Claret.
🟡 Tras la desaparición de la cofradía que mantenía el Santuario en la segunda mitad del siglo XIX, este quedó temporalmente abandonado.
🟡 En el siglo XX se realizó una reconstrucción que cambió totalmente el aspecto del recinto.
Cómo llegar
La ruta
Al final de esta primera senda, enlazamos con la de la Peridiella que transcurre paralela al río de La Marea a través de un mundo mágico y fascinante que hará las delicias de los más pequeños.
Gnomos con sus casitas en los troncos de los árboles y hasta el mismísimo Ratoncito Pérez habitan en el lugar gracias a la vecina de La Llana Gely Cobián.
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