La Rambla de Castro, situada en los Realejos, en el norte de Tenerife, combina la gran riqueza natural de un paisaje protegido con las huellas del trabajo en los campos de las Islas Canarias. Esta caminata nace en el Mirador de San Pedro para culminar sobre la playa de Los Roques , visitando lugares de encanto como la Hacienda de Castro, donde el visitante puede recordar los ataques piratas de siglos pasados, comprobar el esplendor de la Casona de Castro y, en La Gordejuela, conocer el lugar donde se instaló el primer motor de vapor que se utilizó para elevar agua en Tenerife.
La ruta, de recorrido lineal y sin apenas desnivel puede realizarse en dos sentidos. Nosotros la iniciamos en el Mirador de San Pedro donde hay un pequeño parking para dejar el vehículo. Desde aquí también tenemos una espléndida vista panorámica sobre la costa norte de Tenerife y del litoral que vamos a recorrer.
Iniciamos nuestro camino descendiendo por un sendero de empedrado tradicional, dejando a nuestra izquierda la ermita de San Pedro cuya construcción data del siglo XVI y en cuyo interior se puede contemplar una interesante talla barroca del apóstol.
Frente a ella se levanta una cruz de madera mientras seguimos bajando en dirección a la Casona de Los Castro, una antigua casa del siglo XVI perteneciente a la familia del mercader portugués Hernando de Castro. En ella podemos observar los característicos elementos de las edificaciones típicas como los patios, balcones de madera e incluso sus lavaderos en el exterior.
Continuamos un poco más atravesando la frondosa vegetación que rodea la Casona de los Castro, así como algunos puentes de madera que salvan pequeños cauces de agua hasta alcanzar el fortín de San Fernando, una pequeña fortaleza defensiva que fue mandada construir en el siglo XVI por Hernando de Castro y que tenía como misión proteger esta próspera hacienda de la piratería ya que la playa bajo este saliente era un lugar de desembarco.
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