Ruta de Tremesana

Track de la ruta

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La ruta de Tremesana o Termesana es una actividad restringida a un máximo de 8 personas  previa inscripción que se realiza en la central de reservas online de la Red de Parques Nacionales.

La solicitud puede hacerse con un mes de antelación y si hay interés en la misma conviene no despistarse pues se llena el cupo enseguida.

A lo largo de este recorrido guiado de 4 kilómetros de longitud podremos observar y disfrutar de las distintas estructuras volcánicas surgidas después de las erupciones volcánicas del período 1730-1736 y donde la acción del hombre permanece presente a través de sus cultivos tradicionales.

Nos dirigimos al punto de encuentro en la Plaza de los Remedios de Yaiza unos minutos antes de la hora indicada que aprovechamos para visitar su iglesia y dar una vuelta por el pueblo. Es noviembre y ya están montando el Belén junto a un gran árbol para recibir a la Navidad. 

Nuestra guía, Fania, es puntual y, tras las pertinentes presentaciones  subimos los 7 integrantes a la furgoneta que nos llevará hasta la zona restringida del Parque Natural e inicio de la ruta.

Durante nuestra andadura por un ancho sendero, son muchos los paneles de madera que encontramos con información sobre todo aquello que se alza ante nuestra vista.

Se estima que en esta zona aparentemente desértica y carente de vida hay unas 180 especies vegetales diferentes, en su mayoría líquenes que han colonizado las lavas aprovechando la humedad ambiental que aporta los vientos marinos y los residuos orgánicos.

En cuanto a la fauna, a pesar de que dominan los reptiles y las aves es muy difícil ver alguno; sin embargo nosotros hemos tenido la suerte de tropezar con un saltamontes tan negro como el paisaje que le rodea.

A un lado de nuestro recorrido vemos la Montaña Encantada, un cono volcánico estromboliano de unos 600 metros de diámetro en el que se puede apreciar claramente el derrumbe de la pared producido durante su erupción. Entre sus laderas cubiertas aún por la ceniza, asoman tramos de color rojizo como consecuencia de la oxidación de antiguos materiales.

Pronto se deja ver la acción del hombre en el paisaje cuando transitamos por una zona con abundantes zocos en los que se cultiva la higuera (ficus carica), muy tradicional en la isla de Lanzarote. Para proteger la planta del azote del viento se levantaron unos muros de piedra volcánica que en algunos casos ha habido que restaurar. También ha sido necesario eliminar las aulagas, planta invasiva que dañaba el árbol.

Una vez recogidos los frutos, se ponen a secar en una plataforma de piedras protegida también por un cerco de rocas volcánicas.

En la imagen inferior podemos ver lavas cordadas. Estas son coladas que representan rugosidades parecidas a cuerdas. Son la consecuencia del movimiento muy fluido de la lava bajo una corteza que se va coagulando.

Una experiencia única que también nos ofrece esta ruta es la de poder entrar en la cavidad de un tubo volcánico y escuchar "el sonido del silencio" en su interior.

Vídeo de la ruta