Este paraíso para los amantes de la naturaleza, montañeros y escaladores se encuentra en la localidad de Riglos, provincia de Huesca a orillas del río Gállego.
Se trata de unas formaciones geológicas de color rojizo que se caracterizan por sus grandes paredes verticales muy atractivas para la práctica de la escalada. En Aragón se llaman "mallos" y cada mallo tiene un nombre propio que puede proceder de algunas casas de Riglos, de su forma o característico color o personas relacionadas con el mundo de la escalada.
Los más conocidos son Mallos de Riglos formados como consecuencia de la orogenia alpina que se inició hace unos 65 millones de años al crearse la cordillera pirenaica. Con el tiempo se han ido aislando y modelando debido a la erosión del agua.
Estas impresionantes moles pueden llegar a alcanzar los 300 metros de altura y sobre sus redondeadas cimas sobrevuelan buitres y otras aves rapaces.
Tradicionalmente se dividen en tres grupos: Los mallos grandes, los mallos pequeños o chicos y los Fils.
En noviembre de 2016, los Mallos de Riglos, Agüero y Peña Rueba fueron declarados Monumento Natural.
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