Telde, al este de Gran Canaria, es la ciudad más antigua de la isla que ostenta orgullosa el título de "Muy ilustre". Aquí nos aguarda una próspera villa con una notable vida social y cultural que posee un rico patrimonio repartido entre sus bonitos barrios.
Contenido del artículo
¿Te gustaría saber qué ver en Telde?
- Casa museo León y Castillo
- El Laurel de Indias
- La Casa de los Sall
- Plaza de los Romeros e Iglesia de San Francisco
- El Calvario o El Calvarito
- Iglesia conventual de Santa María La Antigua
- Yacimiento El Bailadero o Baladero
- Acueducto
- Iglesia hospitalaria De San Pedro Mártir de Verona
- Plaza de los Guanartemes
- Palacio de los Condes
- Casa Condal
- Plaza de San Juan
- Basílica de San Juan
- Callejón de la Fuente
Llegamos a Telde y estacionamos el vehículo justo al lado de la Casa Museo de León y Castillo.
Casa Museo de León y Castillo
Este museo, dedicado a los hermanos Fernando y Juan de León y Castillo fue abierto en el año 1954 por el Cabildo de Gran Canaria. Pero ¿Quiénes eran estos hermanos? Fernando desarrolló una larga carrera diplomática como embajador del Reino de España en París entre 1887 y 1918.
Su hermano mayor, Juan, ingeniero de profesión, será uno de los responsables de la modernización de las infraestructuras del transporte en Canarias. Su aportación más importante fue la aportación del Puerto de refugio de La Luz y de las Palmas.
El museo ocupa dos edificios. La primera corresponde a la vivienda donde nació Don Fernando, en 1842, y la segunda, donde vio la luz el poeta y dramaturgo Montiano Placeres Torón, en 1885.
Ambas construcciones son dos claros ejemplos de la arquitectura doméstica Canaria, heredera de la mudéjar de la Baja Andalucía.
Laurel de Indias
Nos dirigimos ahora al casco Histórico de San Francisco, una de las zonas más emblemáticas de la ciudad que desprende paz y tranquilidad a cualquier hora del día invitando por ello al recogimiento.
El Barrio de San Francisco está formado por calles estrechas, laberínticas y empedradas que acoge las características casas blancas de una o dos plantas con tejados a dos aguas y plantaciones anexas. A partir de 1610 el barrio tomó este nombre cuando la orden franciscana construye el Convento y la Iglesia justo en la zona más alta del mismo. Como recuerdo de esta época están las diversas cruces que vamos encontrando adosadas a la fachada de las viviendas al pasear por sus calles justo donde los monjes celebraban el Vía Crucis.
En este lugar, antiguo mentidero o zona de reunión social, luce desde principio de los años 40 del siglo XX un llamativo ejemplar de Laurel de Indias, árbol arraigado en Canarias por la Colonia inglesa.
Bajo el Laurel de Indias nos encontramos con una Cruz Neo-románica del artista tíldense José Arencibia Gil.
Casa de Los Sall
Conocida popularmente como casa de la Familia de Los Sall, está formada por dos edificios. El más antiguo que abre sus puertas hacia la Calle Portería, data de mitad del Siglo XVIII.
La Historia de la Familia Sall se remonta a Francisco Sall Grant (1682-1750), un noble irlandés católico que huyó de las persecuciones religiosas de los reyes de Inglaterra, y que llegó a Gran Canaria en 1713. Aquí se estableció como mercader de vinos, creando una empresa comercial que contaba con una pequeña flota de barcos que llevaban los vinos de esta Isla a varios puertos europeos. Don Juan Antonio Sall y su esposa Doña Elvira compraron esta propiedad en 1806, estableciéndose aquí y edificando la parte Neoclásica de la propiedad entre otras construcciones.
Plaza de los Romeros e Iglesia de San Francisco
Entrando por la Calle Carlos Navarro, continuando por su prolongación hasta Portería, llegamos a la Iglesia de San Francisco.
La iglesia de San Francisco se levanta en el lugar que ocupara la Ermita de Santa María la Antigua. Su planta es simple, formada por dos naves, una de ellas añadida en el siglo XIX pero solo la podemos contemplar por fuera ya que no tiene horario de visita.
El lateral del templo da a una pequeña placita donde hay una fuente y cuyo conjunto le da un encanto especial a este barrio.
La Plaza de los Romeros de arquitectura y urbanismo canario invita a detenerse para contemplar desde su mirador la panorámica que nos ofrece del tramo final del Barranco Real de Telde.
Mirando en esa dirección también podemos ver el Barrio de Cendro, antiguo asentamiento aborigen con Casas Cueva. Hacia la izquierda, barranco arriba se avista Tara, otro de los antiguos poblados del que fuera segundo gran núcleo urbano prehispánico de la isla.
Convento franciscano de Santa María de la Antigua
Fue fundado en 1610 por Fray Juan Felipe y durante un tiempo se convirtió en una de las pocas escuelas conventuales de la isla, junto con la de los Padres Dominicos en Agüimes. En el año 1836 debido a la desamortización de los Medizábal, el monasterio fue cerrado.
El Calvario o El Calvarito
En la parte sur de la Plaza Conventual de San Francisco nos encontramos con El Calvarito.
Esta pequeña edificación de planta cuadrada a modo de ermita, daba cobijo a las esculturas que representaban la Pasión y Muerte de Cristo, de ahí su nombre. Aunque en un principio se pensó que había surgido con posterioridad a la Iglesia Conventual, se ha averiguado que se trata de la Ermita Primigenia que el pueblo levantó en honor de Santa Maria La Antigua.
La virgencita que dio lugar a esta ermita, se conserva aún hoy en el interior de la Iglesia Franciscana del lugar.
En la fachada se ven dos huecos tallados en cantería que servían de limosneros donde los feligreses o campesinos depositaban sus diezmos ya fuesen en especies o en dinero.
Iglesia conventual de Santa Maria La Antigua
Pocos años antes de la conquista, en el siglo XVI, se levanta esta pequeña ermita, bajo la advocación de Santa María La Antigua. Un siglo después, se establecen aquí los hijos del "Pobrecillo de Asís" que fundarán el convento que lleva su nombre.
Yacimiento El Baladero
Continuando con nuestro paseo por el barrio de San Francisco llegamos llegamos hasta este yacimiento que se encuentra enfrente de los poblados prehispánicos de Tara y Cendro. Está formado por un grupo de cuevas artificiales y el nombre le viene dado por la tradición, según la cual, los aborígenes canarios en momentos de hambre o penurias, encerraban a las ovejas para que sus balidos atrajeran la misericordia divina.
Al principio de Baladero llaman la atención los restos de una casa aborigen, y al final, la casa de Betania, antes lugar de retiro de las monjas Salesianas que hoy se ha convertido en un espacio de ocio especialmente adaptada para actividades extraescolares y que no está abierta al público.
Acueducto
Este acueducto representa el nexo entre el barrio de los trabajadores y el de los señores. Data del siglo XIX cuando la ciudad experimenta un auge económico importante gracias a su producción agraria. Es entonces cuando se hace necesaria la construcción de ingenios hidráulicos que llevaran el agua allí donde era necesario.
El acueducto de San Francisco realizado todo él en toba volcánica, está formado por una serie de arcos sustentados con gruesas columnas.
Iglesia Hospitalaria de San Pedro Mártir de Verona
En la entrada de Teide encontramos este edificio que, a mediados del siglo XVI sirvió de iglesia para el Hospital que llevaba su mismo nombre. Al principio era conocida como la Iglesia de Santa Lucía.
Fue construida en estilo gótico renacentista con piedra de cantería y la cubierta a dos aguas. Declarada Monumento Histórico Artístico Nacional a finales de los años setenta, actualmente es un centro de exposición sobre la historia del Municipio de Telde.
Plaza de los Guanartemes
Junto a la antigua Iglesia Hospitalaria De San Pedro Mártir de Verona, se levantó en el año 2000 la Plaza de los Guanartemes en clara alusión a los dos reinos o Guanartematos existentes en Gran Canaria con anterioridad a la conquista castellana. En ella, siete fuentes y una acequia simbolizan la unión de las Islas del Archipiélago Canario.
En el extremo noreste, un Faycán, sacerdote de la religión aborigen actúa de guardián de la isla, representada como una pirámide.
Casa Condal
La Casa Condal de Telde, una de las joyas del casco histórico de la ciudad, acoge una Exposición Etnográfica Permanente con el fin de impulsar la defensa y rico patrimonio cultural de Canarias.
Esta exposición, ubicada en la planta alta del inmueble histórico, cuenta con espacios dedicado a la alfarería, al mobiliario antiguo con la recuperación su cocina y la recreación de una alcoba, la vestimenta tradicional, los telares, la cuchillería y otras. En ellas se recuerdan, además, a personas como el alfarero Justo Cubas, el constructor de instrumentos musicales de cuerda Francisco Rodríguez, la tejedora Nilia Bañares o la familia de cuchilleros conocidos como ‘Los Vaineros’, entre otros.
Entre las salas destacan una polivalente para acoger actos y proyecciones, una dedicada al Ciclo del año para repasar las fiestas tradicionales, desde el Carnaval, al Día de Canarias, San Juan o Los Finaos, también exposiciones temporales de artesanos relacionados con cada una, y otra dedicada a la alfarería desde sus orígenes hasta los trabajos actuales. Las fibras vegetales, los instrumentos o incluso los muebles también tienen su espacio en los pasillos o salas compartidas.
Plaza de San Juan
Basílica de San Juan
En torno a la Basílica de San Juan Bautista y Santuario del Santísimo Cristo de Telde mandada levantar por Hernán García del Castillo "El Viejo", se fue configurando la localidad. Esta primitiva iglesia, situada junto al torreón defensivo, enseguida se derrumbó y, en 1484, Cristóbal Garcíandel Castillo sufragó los primeros gastos de la basilicales actual.
Cabe destacar su portada reflejo de la arquitectura gótica sevillano-portuguesa. La puerta fue realizada con pinos de Tirajana hace tres siglos y los herrajes que presenta son labor de la fragua del Reino de Valencia.
Callejón de la Fuente
En el Conjunto Histórico Artístico de San Francisco se encuentra la llamada Fuente del pueblo que abastecía a la Vieja Ciudad de Telde, desde finales del siglo XV hasta principios de la segunda mitad del siglo XIX.
El Pintor José Arencibia Gil, por indicaciones del Historiador Don Pedro Hernández Benítez, la dibujó en un alarde de realismo e imaginación.
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