sábado, 17 de septiembre de 2022

Egipto, séptimo día: Por Menfis y la Ciudadela de Saladino

Nos encontramos en el último día de este apasionante viaje intentando apurar al máximo todas opciones  que nos han llevado, incluso, a hacer una variación en el programa.

Dejamos para este momento la visita al interior de una pirámide ya que, según nos dijo nuestro querido guía, Nasser, estaríamos solos en el lugar sin tanto agobio y merecía la pena entrar. Me estoy refiriendo al conjunto de Dahshur donde se encuentran las pirámides mejor conservadas de Egipto que en 1979 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco junto con Menfis y Saqqara:

  • La Pirámide Roja
  • La Pirámide Acocada
  • La Pirámide Negra o de Amenemhat III

Llegamos a las 8:30 al lugar dispuestos a vivir la aventura de bajar hasta las entrañas de una pirámide. Nadie nos advirtió que semejante machada traería consigo una semana cargada de fuertes agujetas en las piernas y otras algo más llevaderas en el costado y brazo derecho por el que bajaba agarrada. A esto hay que añadir que a las féminas nos aconsejaron ir vestidas de largo para entrar en una mezquita de manera que no tengo pensado poner ninguna foto con semejante facha.

La Pirámide Roja

El color rojizo de sus bloques de piedra dan nombre a esta pirámide que es la tercera de Egipto en dimensiones y la mayor del conjunto de Dahshur. Sin embargo, no siempre fue de este color ya que estaba revestida con caliza blanca de Tura.


En su momento fue la construcción más alta del mundo y la primera pirámide de caras lisas sin riesgo de derrumbe. Se levantó durante el reinado del faraón Seneferu, de la cuarta dinastía, para ser su tumba.

A 28 metros do altura se encuentra la escalera exterior que nos lleva hasta la entrada donde un estrecho y largo túnel de 63 metros nos conducirá hasta la cámara funeraria de Seneferu. Si algo llama la atención una vez que llegamos hasta allí, es el intenso olor a amoníaco.


La Pirámide Acodada

También conocida como Pirámide Romboidal, fue mandada construir por el faraón Seneferu y tiene como particularidad que comunicaba con un templo funerario mediante una calzada de 700 metros de longitud aproximadamente. 

A la cámara funeraria se puede acceder a través de dos entradas, una de las cuales no se sitúa sobre la cara septentrional como ocurre en el resto de las pirámides del Imperio Antiguo.

Al interior de esta pirámide fueron menos el número de personas del grupo que se atrevieron a bajar, advertidos como íbamos de que resultaba un poco más agobiante. El primer corredor que lleva hasta la cámara es más largo (79 metros) e inclinado que el de la Pirámide Roja y hay un tramo donde se tiene avanzar en cuclillas.



 Museo de Menfis 

Alrededor del año 3050 a. C.,  al sur del delta del río Nilo, el primer faraón, Narmer, fundó esta ciudad que llegaría a ser el centro político, económico y religioso del reino y la primera capital de Egipto, hasta que Tebas la sucede en el 2040 a. C. 


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Necrópolis de Saqqara y Pirámide escalonada de Zoser


Saqqara es el emplazamiento de la necrópolis principal de Menfis ya que en ella se encuentran los restos de complejos funerarios erigidos por los faraones del Imperio Antiguo y gran cantidad de tumbas de nobles.

Fue abandonada como lugar de enterramiento durante la dinastía IV cuando Guiza pasa a ser la nueva necrópolis real.

En el siglo VI las arenas del desierto sepultaron la necrópolis hasta el siglo XIX que comenzaron las excavaciones cuyos sorprendentes hallazgos, algunos sin expoliar, son constante noticia.


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Antes de emprender el regreso a El Cairo, una parada para comer en un sitio de lo más exótico donde nos recibieron a toque de tambores y panderetas. 


Esta escenas de lo más cotidiano donde se ve cómo amasan y elaboran el típico pan de pita egipcio o el momento en que recolectan los dátiles de las palmeras, aunque parecieran un poco planificadas para sorprender al turista, he de reconocer que se agradecen ya que es una forma de acercarnos a su cultura.

En la imagen inferior cuesta un poco distinguir al señor encaramado a la palmera pero en directo fue todo un espectáculo.



La Ciudadela de Saladino

La Ciudadela de El Cairo o Ciudadela de Saladino fue mandada construir por Salah ad-Din (Saladino) entre los años 1176 y 1183 para proteger la ciudad de los ataques de los Cruzados europeos durante la Guerra Santa. Esta fortaleza con una situación privilegiada se convirtió en el lugar perfecto para albergar a los gobernantes egipcios. 

El complejo, una mini ciudad dentro de la capital,  se divide en dos partes:

  • El Recinto Norte: zona reservada a las guarniciones militares. Aquí se encuentra el Museo Militar nacional y el Museo de la Policía.
  • El Recinto Sur, donde está el Palacio Gawhara, la residencia del sultán; también podemos ver la mezquita de Muhammad Alí, la mezquita Al-Nasser Mohammed Ibn Kalawoun y un recinto occidental más bajo que empleaban los mamelucos como establos reales.


Bazar de Jan El Jalili

El Gran Bazar Khan al-Khalili es el más antiguo del mundo.  Se localiza en el centro de la capital egipcia donde un auténtico laberinto de callejuelas repletas de tiendas exóticas esperan ansiosas la llegada de los turistas para ofrecer sus mercancías. Yo he de reconocer que el regateo me agota y no se me da nada bien así que compro poco porque me sale todo carísimo.



Y con este paseo por el Gran Bazar finaliza nuestra experiencia egipcia. Solo queda regresar  al hotel, buscarnos la vida para cenar algo en alguno de sus restaurantes antes de preparar la maleta y descansar.

Toca volver con la mente cargada de sensaciones que reviviremos con cada una de las imágenes que captamos en cada momento. Muchas instantáneas casi iguales por el deseo de mejorar en cada clic la última captura.

¿Qué contaré de Egipto cuando me pregunten?

Pues diré que me ha sorprendido más el país que he encontrado en la actualidad  que aquel que iba buscando. El mundo de los faraones que tantas veces nos han contado y hemos imaginado, aunque no por ello menos sorprendente, me lo esperaba.

No sospechaba, en absoluto,  que Egipto fuera un país tercermundista y súper masificado. Creía que El Cairo, al menos,  reflejaría la grandeza y bienestar de las grandes capitales, pero muy lejos de la realidad. 

El sueldo medio de un egipcio oscila entre los 100 y 200 euros. Según su dedicación, hay quien puede llegar a ganar 400 o 500 aunque hablamos de una minoría. En cambio, el salario de un militar es de 10.000 euros al mes, y el de un policía, de 5.000. Al escuchar el dato, lo primero que pregunté fue: ¿Cuántos militares hay? Respuesta: 1 millón... No añado más.

Las casas de ladrillo con las fachadas sin cubrir, los huecos de las ventanas sin cristal alguno, las vigas asomando con los hierros aún visibles, el polvo, los escombros y basura por doquier..., me hicieron pensar que se trataba de los signos de algún episodio violento consecuencia de las contiendas internas o externas que ha vivido el país. Pues no, tampoco aquí acerté. Nada obliga a terminar las construcciones por lo que este escenario se ha convertido en algo habitual.

Por otro lado, las pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos que suponía se hallaban en mitad del desierto, se encuentran en El Cairo con edificaciones a tan solo 100 metros.

Podría seguir contando un sinfín de anécdotas sobre el caos circulatorio, el acoso de los vendedores que paradójicamente no quieren agobiar, el bullicio nocturno, los niños al frente de vehículos o ejerciendo la mendicidad, el negro color del río Nilo, etc. pero sería extenderme demasiado.

¿Te has perdido en el relato o quieres saber más?

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