En el centro de Castilla nos espera esta villa fortificada en un paraje de colinas que rodeada de restos históricos nos evoca tiempos de esplendor y grandeza cuando los musulmanes la llamaba "El Fortificado".
Capaz de aunar modernidad y tradición aquí conviven en armonía los relicarios de la historia y el arte, las costumbres más ancestrales y las nuevas profesiones relacionadas con la industria, la artesanía, la agricultura y la ganadería.
Mapa del sitio
Lugares de interés
Accedemos al casco histórico de Almazán atravesando la Puerta de la Villa, una de las cuatro que quedan, y nada más hacerlo nos encontramos de frente la Plaza Mayor. La vemos rodeada por las construcciones más impresionantes de la villa, mostrándose como la "típica plaza castellana" orgullosa de ocupar un espacio privilegiado en lo alto de esta atalaya.
La plaza comparte protagonismo con los edificios históricos que constituyen el mayor atractivo del lugar: la Muralla, la Iglesia de San Miguel y el Palacio de los Hurtado de Mendoza.
Santa María de Calatañazor
La primera construcción importante que nos encontramos antes de pasar por la puerta de los Herreros es la Iglesia de Santa María de Calatañazor. Se trata de un templo de una sola nave cubierta con bóvedas de crucería estrellada gótica.
Iglesia de San Miguel
En la plaza Mayor, formado un espectacular conjunto junto al Palacio y el Ayuntamiento, nos encontramos con este templo románico de espectaculares formas arquitectónicas. Por su originalidad artística, fue declarado Monumento Nacional en 1931.
Es especialmente llamativa la desviación en el eje que muestra la planta de la iglesia desde los pies a la cabecera.
En su interior destaca un frontal de altar románico esculpido en piedra que representa el asesinato de Santo Tomás Beckett por mandato de Enrique II de Inglaterra.
Ayuntamiento
En la parte baja de este espacio amplio y diáfano de la Plaza Mayor también reclama su sitio la Casa del Concejo, actual Ayuntamiento. Fue construido a finales del siglo XV coincidiendo con el reinado de los Reyes Católicos.
La planta baja está porticada con tres arcos que se apoyan en pilares cilíndricos de decoración estriada y florones. El piso superior sigue la misma distribución de arcos.
Palacio de los Hurtado de Mendoza
Cerrando la Plaza Mayor por uno de sus extremos, vemos el palacio donde vivió la familia más poderosa de la villa, los Hurtado Mendoza. En sus estancias, los señores de Almazán acogían a todos los visitantes ilustres y de la realeza que tuvieran a bien visitar el lugar.
La alargada fábrica del señorial palacio que tenemos delante fue edificada y renovada en distintas etapas, sobretodo durante los siglos XV y XVI. En la fachada principal podemos ver el escudo de armas de la familia Mendoza.
En los bajos del Palacio se ubica el Centro de recepción de Visitantes de Almazán que acoge las instalaciones de la Oficina de Turismo. El resto de las dependencias está destinado a dos salas musicalizadas donde se custodia y exponen cuatro tablas flamencas, del siglo XV, atribuidas a Hans Memmling.
Torre del Reloj
En la Puerta de la Villa, una construcción de ladrillo con cuatro lados, acoge sendas esferas de un ingenioso reloj que, además de la hora, ofrece otras informaciones de lo más originales.
Las esferas que dan a la ermita de Jesús y a la Plaza Mayor marcan las horas; sin embargo, la esfera que vemos desde la calle San Román, marca los días de la semana y, la que está orientada hacia San Miguel, el día del mes.
Mirador del Postigo de San Miguel
Sin salir de la Plaza Mayor atravesamos un pequeño arco que hay junto a la iglesia San Miguel donde está este espectacular mirador que se hizo coincidiendo con la remodelación de la Plaza Mayor. Colgado sobre el barranco nos permite contemplar el maravilloso paisaje en tonos verde y ocre junto al Duero.
Muralla
Como todas las murallas su función era defensiva por eso las puertas de entrada contaban con cerrojos cuyas llaves pertenecían al señor de Almazán. Este encargaba su custodia a algún vecino de confianza para que abriera al amanecer y cerrara con el toque de queda.
Entre las callejuelas que vamos pasando vemos trazos de muralla atrapados por las construcciones que empezaron a erigirse a finales del siglo XII.
La técnica constructiva era sencilla, se levantaban dos fachadas interior y exterior con sillería a penas devastada y mal escuadrada. El espacio intermedio se rellenaba con cascotes de piedra, cantos de río y abundante argamasa de mortero y cal, conformando un paramento consistente y resistente a la climatología y paso del tiempo.
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