En la comarca burgalesa de Las Merindades, asentada sobre un puente de piedra natural se encuentra esta pequeña aldea que tiene poco más de 50 habitantes.
Como indica el propio nombre del pueblo, Puentedey significa construcción ideada por Dios. Según la leyenda, el propio Dios, con su dedo, abrió paso al cauce del río a través de la roca. Leyendas aparte, 90 millones de años ha necesitado el río Nela para excavar este arco natural de unos 15 metros de altura que le permitiera continuar su camino hacia el Ebro.
Mapa del sitio
Lugares de interés
Caminando por Puentedey nos sumergiremos en la popular arquitectura de casas montañesas cuyos balcones corridos vemos colgar de los crestones calcáreos.
La ventana de Puentedey
Comenzamos nuestra visita en la parte alta del Puente Natural donde hemos estacionado el vehículo. Lo primero que llama nuestra atención son las letras de Puentedey forjadas en hierro que vemos en la margen izquierda de la carretera.
Puente natural sobre el río Nela
Supongo que estamos de acuerdo al afirmar que un puente natural tiene un especial atractivo por sí mismo; en el caso de Puentedey, piedra angular de este pequeño núcleo urbano, esta circunstancia es aún más espectacular si cabe. Y es que el impacto visual de este paso fluvial con una bóveda de 30 metros de ancho que casi roza la perfección es difícil de explicar.
Lo que vemos ante nosotros es un ojo de impresionantes dimensiones cuyo arco natural queda integrado en el conjunto urbano de Puentedey.
Esculturas en Puentedey
Junto al río Nela, en una zona verde al otro lado del Puente de Puentedey vemos estas figuras talladas en el tronco de unos árboles que han sido talados previamente.
Mirador de San Andrés
Nadie puede pasar por Puentedey sin acercarse hasta el Mirador de San Andrés. Desde esta pasarela metálica suspendida en el aire obtendremos unas vistas únicas del núcleo urbano.
A sus pies discurre la Vía Verde del Santander-Mediterráneo, un camino natural que sigue el trazado del ferrocarril que pretendía conectar el Mediterráneo con el Cantábrico pero que nunca llegó a materializarse.
Iglesia de San Pelayo
Esta pequeña iglesia del siglo XII destaca por sus relieves y las inscripciones de sus muros. En la portada vemos la representación de un hombre armado con escudo y espada que se enfrenta a una serpiente y que simboliza la lucha entre el bien y el mal. Hay quien ve en este grabado la imagen de San Jorge luchando contra el dragón.
Molino
Este viejo molino de Puentedey vuelve a mostrar en la actualidad la mejor cara de una construcción que antaño utilizó un sistema de pesadísimas piedras circulares para triturar los cereales.
Palacio de los Fernández de Brizuela
Este caserón fortificado del siglo XV hipnotiza y asombra a partes iguales ante la visión de unas majestuosas torres que descansan sobre la superficie rocosa del puente a modo de casa colgante.
Potro de Herrar
Paseando por las empedradas calles podemos comprobar el trabajo conjunto y empeño de los vecinos del lugar que se han volcado en rescatar varias construcciones comunales. Este es el caso del Potro restaurado recientemente y que antaño era utilizado para herrar a los animales de tiro de los lugareños.
Hornera de Puentedey
En la Hornera se elaboraba el pan artesano que servía como alimento básico de las familias y podía aguantar varias días sin perder su frescura. En él también se preparaban los mejores bollos preñaos de la comarca.
Track del paseo
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Vídeo del paseo
Qué ver en los alrededores
Cascada de La Mea
A tan solo 1.3 kilómetros de Puentedey, en dirección a Quintanilla Valdeborres, está la cascada de La Mea.
Nos acercamos con el vehículo por la carretera comarcal BU-V-5612 hasta un pequeño parking junto a unas naves. Aquí mismo nos encontramos con una señal que indica la dirección a la cascada de la que tan solo nos separan 200 metros para llegar a la misma a través de un sendero balizado con las típicas señales amarillas y blancas.
Al sur de los Canales de Dulla, el barranco de La Mea se va estrechando hasta precipitar sus aguas por un cortado de piedra caliza en una caída de más de 30 metros. El único inconveniente es que esta caprichosa cascada únicamente se deja ver en época de abundantes lluvias o fuerte deshielo. Nosotros en el mes de octubre nos encontramos la cascada sin una gota de agua.
Llegamos a este enclave desde la localidad de Cornejo y, una vez aquí, estacionamos en el parking que se encuentra al borde del circo de San Bernabé.
La erosión de los ríos Guareña y Trema ha modelado más de 100 km de galerías subterráneas interconectadas entre sí, con 14 cavidades principales, que dan lugar al complejo kárstico más grande de España.
La Ermita rupestre de San Bernabé conserva en su interior el altar principal con la talla de San Tirso del siglo XII. Si nos fijamos en su bóveda natural vemos que está decorada con pinturas que datan de 1705 y que representan los suplicios sufridos por el santo.
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